Filosofando entre lápices sobre una planta suculenta
¿Quiénes somos y para qué estamos en este mundo?
Seguro que es una pregunta que la mayor parte de nosotros nos hemos hecho.
Siendo unos apasionados de las plantas suculentas como somos, ¿por qué no plantearnos quiénes son y por qué nos interesan tanto?
De nuevo nos remitimos al origen ¡cómo no! Pero no nos quedaremos estancados en el pasado, seguiremos viajando por su historia…
¿Quiénes son?
Se sabe que las plantas suculentas es un grupo artificial que engloba a todas aquellas que presentan suculencia (acumulación de agua) en alguno de sus órganos. También conocemos que son varias las familias representadas, teniendo por los ejemplos más populares el de las crasuláceas y cactáceas.
Si nos centramos en su origen, las primeras (y también las Euphorbiaceas) se encuentran en todo el mundo mientras que las segundas son americanas casi exclusivamente. Asimismo el Sur de África parece que fue también un lugar de origen de otras familias de crasas.
¿Por qué nos interesan tanto?
En muchos aspectos de la vida la sociedad tiende a tener una visión utilitarista de la realidad que le rodea, en lo que incumbe a las crasas y resto de plantas no parece haber una excepción.
Por este motivo, el interés que nos ofrecen trasciende de la estética a la practicidad. La documentación histórica conservada a tenor de la botánica guarda estrecha relación con la horticultura, industria textil (entre otras) y medicina.
En relación a este último caso, aquí en Europa tenemos como una de las obras conservadas más completa y valorada el “Dioscórides”. Escrita por este autor en el s.I dC lleva el título en español “Acerca de la materia medicinal y de los venenos mortíferos” y es considerada precursora de la farmacopea moderna.
Pero no hablamos de ella en el artículo del mes de Suculentopedia porque queramos mejorar nuestro catarro, si no porque una imagen vale más que mil palabras y nuestras suculentas valen mucho.
¡Qué mejor forma de identificar una planta que consultando las fotografías o dibujos realistas de la misma! Al igual que en las guías actuales esta estrategia es utilizada con gran desenvoltura en el “Dioscórides Anazarbeo”.
Veamos algunos ejemplos de ilustraciones científicas de plantas crasas europeas en un contexto que destaca las características curativas de las especies que constan en este libro.
Nos montamos en la máquina del tiempo y surcamos el espacio y la línea temporal…
Curiosity is the essence of human existence
La curiosidad es la esencia de la existencia humana
Gene Cernan
El ser humano es curioso y ambicioso, lo cual, al menos en ciertas épocas, es difícil no relacionarlo con el afán imperialista y el interés por obtener nuevos recursos de la naturaleza.
Seguramente estas fueran razones de peso motivadoras para realizar las primeras expediciones de circunnavegación mundial en la Baja Edad Media.
Es un poco difícil darle rienda suelta a nuestra imaginación en los tiempos que corren con tanta información disponible de fácil alcance pero es interesante ponerse en el lugar de estos viajeros, los primeros exploradores que fueron a otros continentes.
Imaginemos llegar en un barco a un territorio nunca antes visto, a medida que nos adentramos en él, vemos con más detalle las grandes diferencias con el paisaje peninsular. La humedad de ese calor es abrasadora en la costa pero más en el interior el calor tan seco impide que crezca una sola planta…
Hay territorios idóneos para las suculentas.
El esplendor de los bosques tropicales y el exotismo de estos parajes es tal que parece difícil expresarlo con palabras.
Parece que los límites de nuestros sentidos nos impide ver la realidad al completo, mucho más extensa y rica de lo que nos pudimos imaginar… Las plantas desarrollan conformaciones extrovertidas y flores y frutos de lo más inusual, parecen sacadas de un cómic o procedentes de cuentos de hadas. Es el mundo de las crasuláceas…
Estas pudieron ser las impresiones de aquellos primeros visitantes curiosos de la “Era de los Descubrimientos”.
Pero, ¿cómo dar a conocer al resto de la comunidad tan motivadores hallazgos?
Habría que esperar a las primeras expediciones científicas del s. XVIII para abandonar el sentido bélico de estos viajes y utilitario de los recursos vegetales. En la “Era de la Ilustración” el objetivo principal de las exploraciones era la persecución del conocimiento.
Haciendo uso de la gran capacidad polifacética de estos científicos naturalistas, la ilustración parece ser de nuevo, la mejor herramienta para conservar y estudiar los nuevos hallazgos.
Pongamos por ejemplo obras de uno de los más importantes botánicos de este periodo, Augustin Pyramus de Candolle (1778-1841) y destacados ilustradores de plantas y flores, Pierre-Joseph Redouté (1759-1840).
Por suerte estas obras maestras perdurarán en el tiempo, mientras que recobran vida en nuestro vivero.