El coronavirus y la primavera en Suculentopedia
No parece que exista mucha relación entre el coronavirus y las plantas suculentas, sin embargo, ambas siguen trayectorias de crecimiento. Aprovechando que el contagio humano-planta no se brinda, ¡Contagiémonos nosotros de la alegría del rebrote de nuestras plantas crasas en Suculentopedia y en casa! Nos gustaría enviarles esta alegría y dedicarles este artículo a todos aquellos que intentan mejorar el mundo con sus acciones frente a este invisible agresor de la humanidad.
Asomada a la ventana esta mañana deseaba la libertad de movimiento que teníamos hace tan solo unas semanas.
Son los rayos de sol los únicos que pueden paliar sutilmente esta tragedia de estar en casa encerrada escuchando el sufrimiento de otros por el innombrable coronavirus.
Esos rayos de sol son los mismos que dan vida a mis plantas crasas haciendo que les dirija mi mirada a ellas. Son mi distracción y mi alegría.
Unas pequeñas hojitas apuntan hacia el cielo erguidas y verdes, parece que mi Euphorbia tirucalli ha finalizado su dormición y comienza a despertar…
¡ya es momento de empezar a regarla de nuevo!
Ha pasado el invierno con una actividad metabólica mínima en la que ha reducido el gasto energético para poder coger fuerzas en la primavera.
¡Por eso, la llegada del equinoccio viene acompañada de un glauco esplendor!
Con la equiparación de la duración del día y la noche las plantas comienzan a despertar, reactivando su actividad metabólica e iniciando las fases de crecimiento y reproducción.
Ya citamos en un artículo anterior (https://www.suculentopedia.com/tu-planta-suculenta-le-da-la-bienvenida-al-otono) que ciertos factores ambientales regulan fases del ciclo de vida de las plantas.
Por este motivo no os resultará extraño que la salida de la dormición de nuestra E. tirucalli y muchas otras suculentas tenga relación directa con cómo y cuánta luz le dé, el calor que haga en casa si la tienes dentro o incluso la humedad de la tierra.
El fin del estado de latencia comienza cuando:
– El fotoperiodo aumenta: cuando el número de horas diarias de luz con radiación fotosintéticamente activa aumenta, es decir, que los días son más largos y la luz es más intensa durante algunas horas del día
– La temperatura aumenta: cuando se alcanzan temperaturas medias (15-30º) a lo largo del día con horas de calor (25-30º)
– No hay carencia de agua disponible
Aplicada esta información al caso práctico de nuestras plantas suculentas ellas detectarán la llegada de la primavera. Los días son más largos y además sobre el medio día el sol empieza a calentar, lo cual para la planta significa que el periodo con radiación fotosintéticamente activa es mayor.
Gracias a los pigmentos de sus células fotosintéticas la energía de las ondas de luz, si es lo suficientemente intensa, se transforma en un estímulo capaz de promover procesos metabólicos como la fotosíntesis. Esto conlleva a una mayor actividad celular con síntesis de glucosa (la molécula energética por excelencia) y de división generando nuevos tejidos e incluso órganos.
No obstante, no podemos dejar toda la responsabilidad del fin de la dormición al clima, nuestras plantas crasas disponen de varios mecanismos fisiológicos y genéticos que la predisponen a mantener sus etapas de vida.
De esta manera cuenta con una regulación hormonal. Varios estudios científicos han demostrado que los niveles de las hormonas vegetales giberelinas aumentan en el fin de la dormición así como el de las citoquinas vegetales también se elevan justo antes de la brotación de las yemas en frutales y hortalizas. Esto significa que estas hormonas regulan el fin de la dormición.
A su vez los cambios propiciados por la llegada de la primavera se manifiestan en cambios visibles externamente en la planta. Si observas con atención los ápices y codos de las ramas te darás cuenta de que hay unos engrosamientos que durante el invierno no estaban.
Este es el cambio estructural fundamental que indica que tu planta está entrando en la fase de crecimiento de su ciclo vital: primero la yema se hincha y luego el brote crece.
Pero, ¿qué es una yema?
Es un tejido embrionario. Se compone del llamado meristemo, grupo de células embrionarias que se dividen masivamente para formar nuevo tejido y brácteas. Como el meristemo es una parte de la planta muy delicada cuenta con varias capas de protección, unas pequeñas hojas modificadas (brácteas) que lo recubren evitando su destrucción.
Las yemas tienen un metabolismo muy activo y permitirán el crecimiento vertical de la planta, la cual desarrollará posteriormente nuevos tallos, raíces, hojas e incluso flores a lo largo de la primavera y verano.
En contraste con la situación que vivimos hoy sociedades de todo el mundo, mientras nuestras plantas crasas comienzan a crecer y ponerse más vigorosas y bonitas, nosotros yacemos preocupados, enclaustrados incluso enfermos.
Este artículo es un homenaje a los enfermos y a las víctimas de las mentiras a las que hemos sido sometidos.
Para inculcarles fuerza y suerte a los que lo superan día a día cual yema las inclemencias del ambiente les dedicamos el florecer de una nueva vida que observamos en el vivero.
La amenaza es invisible para nuestras plantas, que permanecen inmutables a la preocupación e incluso más alegres que nunca dando ánimos a quienes las miramos.
Nuestras únicas acompañantes de nuestra soledad y aislamiento dan la bienvenida a la primavera.
Esperemos que el calor de la estación primaveral, la alegría de nuestras suculentas y nuestro sentido de la responsabilidad y el civismo den fin a este perjuicio y la bienvenida a un nuevo comienzo.
¡Es nuestro momento de hacernos más grandes y mejorar nuestra conexión con la naturaleza!